La subida de impuestos, la peor forma de combatir el déficit público
Publicado por Vicente Montañez en el Mundo Financiero el 6 de Diciembre de 2016

El gobierno aprobó el pasado Viernes el techo de gasto para 2017, así como dos reales decretos, uno sobre medidas tributarias y otro sobre medidas de lucha contra el fraude, con la finalidad de recaudar 7.000 millones de euros más en 2017, para cumplir con el objetivo de déficit fijado por Bruselas para 2017 del 3.1%. En palabras del ministro Montoro, "este aumento de los ingresos tributarios es necesario para cumplir con el déficit para el año que viene" por lo que "tenemos que hacer un esfuerzo muy grande para reducir el déficit". ¿Acaso piensa el ministro que este país no ha hecho esfuerzos muy grandes a lo largo de esta crisis?, y por contra, ¿Cuáles han sido los esfuerzos realizados por el gobierno para apretar los holgados cinturones de la administración pública?.

Quiero recordar a nuestros lectores, que el déficit público es la diferencia negativa entre los ingresos y gastos del total de las administraciones públicas durante un ejercicio económico. Por tanto, lo que Bruselas nos ha fijado es que el gasto de las administraciones públicas en el ejercicio 2017 no exceda más de un 3.1% del Producto Interior Bruto de los ingresos de las mismas, que nada tiene que ver con la necesidad manifestada por el ministro Montoro de "aumentar los ingresos tributarios", ya que cumpliríamos igualmente con Bruselas disminuyendo el gasto público en la misma cuantía, siendo esta última medida mucho más fiable, y permitiendo asegurar los futuros cumplimientos de déficit para años venideros.
Cada vez que este gobierno nos habla de la situación del déficit, justifica la subida de impuestos como única fórmula para mantener las pensiones, la sanidad o la educación, pero no nos habla nada de la deuda (que ha subido un 300% desde el año 2011) y del coste de la misma. Pues bien, las cantidades asignadas en el presupuesto de 2016 para el pago de la deuda son tres veces superior que la destinada a pago de salarios, donde además del grueso paquete destinado a altos funcionarios, políticos y cargos de libre designación, se incluyen todo el personal de la administración. Sería el pago de la deuda, el principal gasto al que tienen que hacer frente nuestro presupuesto anual, y no el mantenimiento del estado del bienestar. Por tanto, no debemos dejar que nos engañen, el estado del bienestar no lo pone en peligro el no subir los impuestos, sino el excesivo nivel de deuda (más del 100% del PIB) alcanzado en los últimos 5 años. Es, el mantenimiento de la capacidad de endeudamiento, el único motivo por el que se está priorizando el cumplimiento del déficit, y claro, la fórmula más rápida de cumplirlo, que no la más eficaz, es subir la recaudación vía tributos.

Pues bien, la subida de impuestos presentada por el gobierno, tienes tres líneas de actuación principales. Cambio en el impuesto de sociedades para recaudar 4.650 millones más, subida de los impuestos especiales y nuevo impuesto sobre bebidas azucaradas para ingresar 500 millones más y una serie de medidas de lucha anti-fraude para recaudar 2.000 millones más. Si observamos, la gran mayoría de la subida de tributos (tanto los provenientes por la modificación del impuesto de sociedades como las del endurecimiento en los aplazamientos de pagos a hacienda) recaen directamente sobre las empresas. Y esto es lo más peligroso, y voy a intentar explicar porque.
Las necesidades reales para el cumplimiento del déficit son 16.000 millones, de los cuales se pretenden obtener sobre unos 7.000 mediante la subida de impuestos y control del fraude, y se confían los 9.000 restantes a la buena marcha de la economía y el crecimiento del empleo. Pero alguien se ha preguntado ¿cómo puede afectar estas medidas sobre la competitividad de nuestras empresas, y su capacidad para seguir haciendo crecer la economía y generar empleo?. Porque pudiera ser que con medidas como estás, frenásemos el crecimiento de la economía generando una importante desviación en los objetivos de déficit, y lo que es peor, una ralentización en el crecimiento de la economía y el empleo.
Lo único que hubiera garantizado el cumplimiento de déficit, hubiera sido actuar sobre los gastos, eliminando duplicidades entre las administraciones, eliminando empresas públicas de dudosa finalidad que no aportan ningún valor a nuestra administración, eliminando fundaciones, observatorios y demás arquitecturas clientelares, así como suprimiendo todas aquellas subvenciones que no generan más que gasto superfluo. Se estima que en estos conceptos, nuestras administraciones se dejan más de 20.000 millones de euros todos los años.
Estas medidas, además de haber permitido no subir la presión fiscal sobre nuestras empresas, y por tanto ayudar a mantener su competitividad, hubieran eliminado para siempre un gasto superfluo y reducido de forma duradera el déficit público, sin estar sujeto a la variable de desviaciones en la recaudación, y asegurando el cumplimiento del déficit, la no elevación de la deuda pública, y el sostenimiento del estado del bienestar. Por este motivo afirmo, que la subida de impuestos, es la peor forma de combatir el déficit público en España. Y que tome buena nota este gobierno, y en especial los ministros de economía y hacienda, que alguna vez el esfuerzo, tendrá que venir de la gestión y no de la tributación.
PULSA AQUI PARA VOLVER AL BLOG, y no olvides recomendarlo si te gustó.
